¿Qué problemas podés resolver en el laboratorio psicosocial?
Tristeza frecuente, ansiedad y desmotivación
Desorientación en la elección de carrera y proyecto de vida
Dificultades en relaciones de amistad, noviazgo y familia
Bulling, acoso y violencias
Bajo rendimiento escolar
Dudas sobre sexualidad, identidad y cuidados
Enojo frecuente y conductas de riesgo
Manejo de redes, usos y auto-cuidado
¿Cómo y cuándo conviene que pidas ayuda si sos adolescente?
Es muy importante que hables con tu familia o algún adulto que te pueda apoyar, porque sos menor de edad y no podés venir solo. Tal vez no sea necesario que cuentes puntualmente lo que queres venir a hablar, pero sí vencer el miedo y contarles. Tiene que haber un adulto que apoye el proceso. No tiene nada de malo decir “necesito ayuda con ciertas cosas”. Porque información hay mucha (en Internet, por ejemplo), pero hay pocas personas con quién dialogar. Porque a veces en la urgencia de resolver, uno se puede terminar desinformando.
Estar triste o enojado, es normal. Pero si es algo frecuente, que ya no podes con la tristeza, que ya te afecta en tus actividades, que te aislas, que elegís no hacer ciertas cosas; o que no podés controlar el enojo, que tenés peleas y eso es recurrente; o si tenés demasiadas dudas con algo, ya buscaste y no tenés con quién hablarlo y eso te genera cierta ansiedad o angustia, ahí hay que buscar ayuda.
¿Cómo funciona el laboratorio psicosocial?
Se trata de un proceso que incluye sesiones individuales y familiares, sobre todo durante el inicio. Para luego llegar a las sesiones de grupo operativo, junto a otros participantes con perfiles similares o complementarios según el caso. No se trata de una terapia ni de un grupo de autoayuda. El foco está puesto en la salud y en el mejoramiento de las condiciones para que aparezca.
No se trata de procesos largos, y cada participante modela su experiencia junto al coordinador. A veces los temas de consulta se resuelven rápidamente, y lo que lleva más tiempo surge del enriquecimiento grupal, que abre a temas no pensados hasta ese momento. Por eso decimos que el objetivo no es curar enfermedades, ¡sino amplificar la salud!
Confidencialidad
Lo que hables en las sesiones individuales no sale de ahí. Mientras que en las grupales cada uno experimenta qué, cuándo y cómo decir cada cosa (no hay obligación de hablar de lo que no se quiere).
Sin Juzgamientos
Si te molesta, es importante y merece atención. Ningún problema es «tonto» para nosotros.
Enfoque práctico
Mediante el trabajo en las distintas sesiones, el coordinador te anima a tomar medidas prácticas para superar tus desafíos, no sólo a reflexionar sobre ellos.
Enriquecimiento social
El espacio grupal ayuda a disminuir la auto exigencia y facilita la comprensión de conflictos no resueltos; favorece la introspección y la comunicación de emociones y experiencias, incrementando el sentimiento de seguridad y aceptación.
Diversidad técnica
No sólo hablamos, también hay juegos, dinámicas corporales, simulaciones interactivas, análisis de canciones y videos. Incluso se puede llevar las cosas que te interesan.
Autoconocimiento
Aprenderás a manejar mejor tus emociones, la conexión entre tu interior, los demás y el mundo. Propiciando la ampliación de la conciencia y la creatividad respecto al sentido de la vida.
Sección para padres
El factor de protección más importante para los adolescentes, es la relación con sus padres. Se sabe que en esta etapa de desarrollo ellos se aíslan un poco y no los buscan a los padres, y es normal que se alejen, aun así (papá, mamá o su adulto a cargo) siguen siendo sus figuras más importantes, todavía son sus referentes para saber qué hacer, lo que pasa es que están intentando actuar por su cuenta, porque están ensayando cómo serán como adultos. Entonces, ¿cómo cuidar esta relación? Como con cualquier otra, tengo que cuidar mis palabras y el enojo, todo aquello que pueda romper la relación. Ser el adulto significa tomarse el tiempo para respirar, contener el enojo, con el objetivo máximo de cuidar la relación. Incluso pedir perdón cuando le diga algo por enojo, algo que probablemente no pensaba en realidad. Esas disculpas, van fortaleciendo la relación. En suma, todo esto hace que cuando ellos necesiten ayuda real, van a ir con el adulto, porque la relación está bien.
- Acordarse de la propia adolescencia.
- Puedes no estar de acuerdo con sus acciones, pero no con quienes son como personas.
- Disponer de espacios para generar el diálogo (pero no muy forzados ni formales).
- No quererlo convencer, porque eso genera resistencia. Como adultos podemos dar nuestra propia opinión cuando no se está de acuerdo, pero es importante que en el diálogo el objetivo sea tratar de comprender y no de convencer.
- Estar informado de los temas de la actualidad, para dialogar con argumentos y no desde creencias, que pueden generar un choque por ser generaciones distintas. Y así, tener un diálogo sin que sea el miedo el que hable.
- Respetar si me quieren contar o no sobre temas relacionados con su elección: pasatiempos, amigos, música, vestimenta, elección de carrera, todo aquello con lo que se van construyendo como adultos.
- Sí revisar, poner límites y consecuencias en aquellos temas que todavía corresponden a la dinámica familiar: la escuela, lo que le toca de los trabajos de la casa, horarios, seguridad. Todo aquello que hace a la estructura familiar, para que funcione. El adolescente como menor de edad, aún está a cargo de un adulto.
- Establecer tres o cuatro límites claros, y en lo demás, dejarlo que explore, porque si hay buena relación seguramente habrá comunicación sobre lo que necesite al respecto.
Tomar en serio si dice que se siente mal y que no quiere vivir; no asumir que está exagerando. Por ejemplo, si lo dejó la novia o novio, o si tiene problemas con sus pares. Siempre prestar atención a este tipo de comentarios, también a las autolesiones, o si están muy aislados. Preguntarle: “estoy preocupado por esto, ¿vos que pensás?” No decirle que lo van a llevar al psicólogo porque tiene algo mal; siempre primero preguntar. También prestar atención a los consumos problemáticos -adicciones-, porque son conductas de riesgo. También estar atento si se llevan muchas materias, o no va a la escuela, o si han recibido bulling o acoso y no se lo ha trabajado o hablado.
Equipo de coordinación
JUDITH QUEVEDO
Coordinación
SANTIAGO RETAMAR
Coordinación
El laboratorio psicosocial para adolescentes, forma parte del CID «centro integral para el despertar de la consciencia creativa». Un ambiente preparado para que las personas que necesitan descubrir las capacidades que potencialmente poseen, puedan trabajar libremente y con efectividad las situaciones de la vida cotidiana. Activar niveles de consciencia que, si bien todos tenemos naturalmente, se nos han negado, manteniéndonos de espaldas al conocimiento más extraordinario de nuestras vidas: la sabiduría propia y única. Así como descubrir las herramientas apropiadas que contribuyen para este despertar.
Francia 314, Rosario
Contacto
Preguntas Frecuentes
¿Qué sigue después de llenar el formulario?
Nos contactamos con vos para coordinar una primera entrevista virtual por video llamada, meet, zoom, etc., en la cual nos proponemos: 1) conocer brevemente tu motivo de consulta y decirte si podemos ofrecerte un plan para abordarlo, y 2) guiarte en las cuestiones técnicas para comenzar las sesiones con nosotros, como ser el consentimiento de tus padres, el arancel, modalidad de las primeras sesiones en donde se requiere la presencia del o los adultos a cargo, coordinación de días y horarios.
¿Tengo que tener un problema para participar?
No, en realidad la sesión es un espacio de escucha activa para conocerse mejor uno mismo. Es un mito habitual pensar que al psicólogo van las personas problemáticas, locas, o que tienen algo malo en su forma de ser. Problemas tenemos todos, y eso no es un problema; el problema es no resolverlos, por pensar que no se puede, que no se debe o que no se merece. Para venir al Laboratorio psicosocial no hay que pensar "hay algo mal en mí", sino "quiero entenderme mejor”.
¿Me van a decir lo que tengo que pensar y hacer?
Muchos adolescentes creen que el psicólogo los va a convencer de cosas que los papás quieren que hagan; entonces no vienen. “El psicólogo se va a aliar con mis papás, y ahora en vez de discutir contra dos será contra tres”. En realidad, lo que se hace en las sesiones es entrar en el mundo del otro, entender, y los que sufren a veces son los papás, porque se trabaja mucho la dinámica familiar, y a veces los papás tienen que venir y escuchar cosas difíciles de escuchar. Y se cuida mucho de que no vengan solos, sino que esté el adolescente, para que sea transparente.
¿Voy a tener que hablar si o si?
Otro mito, es que se van a tener que sentar a hablar para responder las preguntas del psicólogo, tipo interrogatorio, o como si tuviesen que venir con la tarea sobre qué decir. Pero en realidad se trata de un espacio en donde nos vamos a conocer y crear un vínculo, sobre todo al principio. Además en las sesiones no sólo se habla, se hacen muchas cosas, y no hace falta tener un discurso, o hablar de cosas que uno no quiere decir, o que todavía no quiere contar. Uno elige de qué hablar; el psicólogo no lo fuerza. Además hay muchas formas de resolver las cosas que a uno le molesta, que no tienen que ver con la palabra. Para muchos, el juego, la creación artística, el ingenio y la meditación, generan más respuestas que todos los libros de psicología juntos!
¿Cómo sería un progreso o una resolución de un problema mediante las sesiones?
- Volverse a hablar con sus papás. Al principio llegan muy enojados y suelen tener un chivo expiatorio, pero tras algunas sesiones ya pueden hablar de necesidades y de emociones. Esto mejora mucho la relación con los papás, lo cual hace que cambien cosas. Cuando el adolescente encuentra una forma de decir lo que le pasa y lo que necesita, suele habilitar en el adulto la posibilidad de que también hablen de lo que les pasa y de lo que necesitan, y ahí sí se genera un acercamiento, se rompen las barreras, y ya está, todo avanza.
- Noviazgos conflictivos. Por ejemplo, chicas de 15 o 17 años que, tras muchos conflictos con sus parejas, deciden salir de ese lugar de dependencia, pudiendo expresar lo que no les hace bien, reencontrándose con su deseo y sus proyectos.
- Inseguridad con respecto a quienes son y su imagen, con dificultad para hacer amigos, con un auto concepto muy negativo. Y que tras algunas sesiones dejan de enfocarse en lo que no tienen, en lo que no les gusta de sí mismos, lo que no pueden; sino en lo que sí, enfocándose en lo que sí hay. Gran parte del trabajo se relaciona con la autoestima, con decir quién soy y sentirme bien con eso.